domingo, 19 de agosto de 2007

“Narciso” no hay uno solo


Es sorprendente la vigencia que un antiguo mito griego, el de Narciso, ha cobrado en la actualidad. La personalidad narcisista, descrita por los siquiatras Han Kohut y Otto Kernberg, llegó a convertirse en uno de los tipos primordiales de personalidad, a partir de los ’60.

En la mitología griega, Narciso es un adolescente de hermosura deslumbrante. Su belleza es tan extrema como su indiferencia por los demás. No se conmueve por los dramas que produce el amor que despierta en mujeres, e incluso hombres. Un día llega hasta un lago de aguas muy claras, y se acerca a tomar agua. Es entonces cuando se encuentra con su propio reflejo. Por primera vez se enamora, se siente cautivado por el muchacho que lo mira desde el otro lado del agua. Pero cuando trata de tocarlo, la imagen se deshace. Sin poder poseer el objeto de su pasión, se queda contemplándolo, y allí se consume y muere. Y en ese preciso lugar nace una flor, el conocido narciso.

Pero Narciso ni siquiera se enamora de sí mismo, sino sólo de su imagen. La sociedad contemporánea puede definirse con propiedad como narcisista: vive en el éxtasis de la imagen. La televisión, las gigantografías y carteles publicitarios que saturan la ciudad son los espejos del Narciso de hoy. Ahí nos miramos, con la ilusión de encontrar en los rostros y cuerpos de los modelos de belleza, un reflejo de la apariencia que nos gustaría tener.

La sociedad narcisista es ésta, que le da cada vez mayor importancia a los rasgos de la imagen y los promueve y exalta, con el único y enfermizo objetivo de captar la suficiente atención de los demás y vivir siendo admirados y “contemplados” por estos.

Vivimos en una actitud risueña y superficial, construyendo un mundo sin espesor, que produce un drástico empobrecimiento psíquico y cultural; reflejándonos en la brillante superficie de un espejo que tiene un reverso oscuro de soledad e ineptitud.

Adaptación de artículo de Darío Oses publicado en La Nación

Texto original: www.lanacion.cl

(Colaboración de Alhelí)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la historia, pienso que es verdad lo que dice, que hoy en dia nosotros queremos ser, por decirlo asi, "perfectos".. Que cada vez queremos parecernos mas a aquellas cosas que solo son bonitas,atractivas,interesantes por fuera.
Saludos..

eli,,

Gabriela Monzón dijo...

Gracias por tu comentario...
Nada más cierto que lo que afirma este texto, pero es evidente que algunos creemos que somos algo más que la apariencia... por eso estamos acá, ocupándonos de crecer en algún otro sentido.
Saludos
Gabriela

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Cuando puso la consigna de que comentemos un texto, vine directo acá. Un texto muy profundo,
sabio y verdadero, imperdible y entretenido.
¡Mis felicitaciones a la que lo publicó!
Santi

Anónimo dijo...

Este texto esta muy bueno y es verdad muchas veces no vemos en nosotros sino que nos dejamos llevar por una figura creada por la publicidad shime