sábado, 5 de enero de 2008

Autentimanía

Por Natiu


En la actualidad, la apariencia de una persona es determinante para diversas actividades u oficios y es tan primordial que la mayoría tienen la misma meta de fingir algo que no son. Por ejemplo: para ser actor siempre se fijan primero en lo superficial y luego en el talento; en cambio los médicos, abogados o empleados necesitan una capacitación educativa para obtener un oficio meritorio y digno, sin importar si son feos, lindos, altos, bajos, etc.

Elegí este tema porque es un problema que constantemente debo enfrentar. He vivido varios casos en donde tuve que aprender a no dejarme llevar por las apariencias de la gente, en la escuela, en el club, en la vida diaria. Pero también con la mía, me doy cuenta de que soy muy perfeccionista y disconforme, lo cual es un aspecto negativo, pero a pesar de ello, tomo conciencia y sigo adelante dejando de lado mis errores y tratando de superarme.

Siendo nuestra sociedad un colectivo de personas que siguen un estilo de vida consumista no debemos ignorar que el hombre sólo busca lo que le resulta agradable a la vista o al oído. La vestimenta, los medios de comunicación, la tecnología, la manera de hablar, la música que está de moda, etc.; todo esta diseñando para agradar, para gustar, según sus pautas estéticas superficiales, que tienen que ver más con valores pasajeros que con valores trascendentes.

Muchas veces la gente aparenta ser alguien que no es, por ejemplo, en las elecciones para presidente, el pueblo ve lo que quiere ver, un presidente que saque al país de su crisis, y se dejan llevar con las promesas que dicen, o con los bienes y servicios que adquieren con ellos. Pero luego de un tiempo, surgen nuevos problemas y recién ahí la gente se da cuenta que el gobierno nunca fue lo que simuló ser.

Para no irme del tema complemento este análisis con algunas preguntas que siempre me realizo ¿A quién se trata de conquistar con la belleza, a uno mismo o a otros? ¿Dónde está la luz interior de la que habla el ciego? ¿Por qué no la vemos?; porque esa luz hay que buscarla con ojos interiores, en silencio y en la quietud que nos permite ver lo invisible, pero que es realmente lo valioso, que no es una moda transitoria, sino que perdura y hace mejor a la cultura, a la sociedad, lo que nos hace verdaderamente humanos. No es cierto que una persona tenga que pensar de la misma manera que todos, ya que cada uno tiene que ser uno mismo y no dejar que nadie cambie su forma de expresarse, sin embargo admito que no todos están de acuerdo con esta hipótesis pero es un hecho que varios la reconocen y la ponen a prueba.

Comparemos groseramente a una modelo con una mujer que está segura de lo que hace sin imposiciones externas, la primera tiene una visión superficial de las personas y siempre encuentra algo que no le agrada de su imagen, pero la segunda ya es diferente con el sólo hecho de vestirse como ella quiere y estar conforme con su cuerpo. Posiblemente la segunda, es más feliz y se siente libre de poder mostrar a los demás su verdadera personalidad, en cambio la modelo vive obsesionada con su peso y con la presión de lo que la gente le diga.

Ya terminando, me gustaría agregar algunas frases de Mirella Estruga, una esteticista y terapeuta (*), que alienta a todas las personas a mostrarse al mundo por quienes son y no deshonrarse por no ser como la sociedad lo quiere, “Estamos acostumbrados a admirar a la gente por su belleza externa. El que está feliz internamente se siente bien y está claro que eso lo notamos todos externamente, ya que el rostro es el espejo del alma”.

Por último y como conclusión final sugeriría a todos no convertirse en objetos manejados por las apariencias, que no llegan a apreciar su cuerpo y cambian su forma de pensar para satisfacer a los demás.

(*) Mirilla Estruga, esteticista natural y terapeuta floral (salud y terapias naturales). La autora presenta más de 200 recetas para elaborar tratamientos de belleza en los que se utilizan flores, plantas, hierbas y árboles para crear una gran variedad de productos para el cuidado personal y también brinda algunos consejos educativos. Cita obtenida de la página de Internet: http://www.enbuenasmanos.com

¿La educación que tenemos, la educación que merecemos?


Por Gertudis


Los jóvenes en edad escolar de hoy en día, no se muestran muy molestos frente a los frecuentes paros docentes (por mejora salarial u otros motivos), sino que se alegran de no tener que ir a sus respectivos establecimientos educativos. Lo mismo sucede si, por ejemplo, un profesor no cumple con su tarea, no prepara sus clases, o directamente no las dicta. Los adolescentes no se quejan y al parecer no se van a quejar, ya que esto les resulta más cómodo, a pesar de que conocen las consecuencias que esto traerá a sus futuros. Entonces, a los alumnos no les molesta demasiado su situación, no les preocupa e incluso prefieren estar como están a tener clases, pero ellos no son los mayores responsables de este problema.

¿Dónde están los adultos encargados de asegurar la educación de todos los niños, jóvenes y adolescentes? Son ellos quienes deberían solucionar esta dramática situación, puesto que cada vez se toma con más naturalidad y esto refleja la gravedad del asunto.

Sabemos que la situación de la educación en nuestro país no es la mejor, conocemos la mayoría de los problemas, y nadie se mueve demasiado por encontrar una rápida solución. Aquí hay un conflicto de intereses de partes estrechamente relacionadas, por un lado los docentes tienen derecho a huelga, pero por otro los niños y adolescentes, tienen derecho a recibir educación.

En el Art. 3.1 de la Convención de los Derechos del Niño dice : “En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los organismos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá, será el interés superior del niño”.

En este artículo se condensan y contienen todos los artículos que garantizan los derechos infantiles. Y en el caso del conflicto de intereses antes mencionado, la necesidad de la educación de los niños y de los jóvenes es la que tiene prioridad. Los docentes pueden y deben seguir luchando por lo que consideran su justo reclamo, pero lo que necesita ser reevaluado es la forma de protesta, ya que esta actualmente perjudica el ejercicio de una obligación primordial y prioritaria, como lo es la educación de los niños y jóvenes

Ahora, estos evidentemente no son todos los problemas de la educación que tenemos, pero por algún punto debemos empezar y creo yo que ese punto es dar clases, enseñar.

Los medios de comunicación, particularmente en el caso de la televisión, no ayudan en mucho a la educación, ya que su nivel hoy en día es terrorífico y lo peor es que la sociedad la consume masivamente y no hace una crítica que la pueda mejorar. Es mentira que esto pase sólo en la Argentina, que es lo que algunos creen, (lo mismo sucede en Brasil, Uruguay, Chile, EE.UU., gran parte de los países de Europa etc.) ya que los modelos de televisión basura son importados, pero particularmente asombra la gran respuesta de consumo que están teniendo aquí. Lo ideal sería que a pesar de la existencia de una televisión de tan mal nivel como la de nuestro país no se viera afectado el desarrollo educativo e intelectual de la sociedad, principalmente de los jóvenes en etapa escolar, tratando de que primeramente los adultos les enseñen a los niños y adolescentes a pensar, de forma crítica y racional. Si esto fuera lo que sucede hoy en día, no tendríamos de que preocuparnos.

Estas son sólo pequeñas cosas en las que quizás nosotros sí podamos tomar partido, y hacer algo, que por más insignificante que nos pueda parecer va a hacer la diferencia en un futuro no muy lejano, y bastaría con tener algunas personas al mando con la intención de que este país verdaderamente mejore. Alguien que se preocupe por la educación, alguien que haya recibido buena educación y quiera eso para todos.

Reduce Mente Fast



Por Nomeolvides


El fin de semana pasado, mientras paseaba por el centro de la ciudad, escuchaba las charlas de algunas adolescentes que miraban vidrieras; realizaban comentarios como “Ay, estoy re gorda” o “Mi nariz es horrible” y jamás escuché que trataran temas serios, relacionados con el mundo, el país o los sentimientos de cada uno. Esto, sumado a mirar en las noticias el índice de muertes causadas por enfermedades como la bulimia y la anorexia y las malas cirugías estéticas, o el consumo en exceso de pastillas para adelgazar me han llevado a cuestionarme: ¿Quién es el culpable de que la sociedad actual deje de lado lo mental y lo sentimental, preocupándose demasiado por el exterior y utilizando cualquier medio para alcanzar la “perfección”?

La sociedad misma impone estereotipos a seguir, plagando las calles, los programas de televisión y cualquier otro medio gráfico de modelos de pasarela cada vez más delgadas.

Las empresas nos bombardean con productos para vernos mejor, como cremas, pastillas, maquillaje y hasta “comidas adelgazantes”.Y no es verdad que los comercios de indumentaria piensan en todos, la ropa que se vende es cada vez más pequeña.

Todo esto resulta en que las personas se desesperan por estar “bellas”, con óptimos cuerpos y rostros, sobre todo con la llegada del verano. Esto me hace pensar que la sociedad considera como belleza sólo lo físico. ¿Lo que uno es como persona importa tan poco? ¿Vale más tener un cuerpo escultural y una cara bonita que valores correctos y una moral pura?

Es cierto que sentirnos satisfechos con nosotros mismos es bueno, pero no hay que dejarse llevar por lo que las masas consideran como “correcto”, perdiendo nuestra propia esencia. Al respecto, comparto la opinión de la maquilladora Regina Kuligovsky quien, en una entrevista sobre la obsesión de las mujeres por la estética, expresa: “Cada vez hay más influencia de las cosas que vemos. Si una marca de cosmética te pone como modelo a una mujer rubia con pechos grandes, la cola perfecta y ojos celestes, de tanto verlo uno se acostumbra a creer que eso es lo que vale”. (*)

¿Tenemos que adaptarnos a ver lo que los publicistas, las empresas de “belleza” y el mercado quieren que veamos?

La respuesta es no. Nosotros debemos formar nuestras propias ideas y conceptos sobre lo que consideramos “bello”. Y demostrarle a los comercios, a las empresas y a la sociedad misma que lo que ellos nos imponen no es conveniente ni nos hace mejores personas.

Sería maravilloso ver que la sociedad se preocupe por profundizar sus saberes, sus conocimientos, que se dediquen a crecer como seres humanos y cuiden su cuerpo por los caminos correctos. Que sean capaces de dejar un catálogo de maquillaje por un buen libro. Que abandonen el quirófano y se animen a entrar en un gimnasio. Que dejen las pastillas y comiencen a comer alimentos sanos.

Hay que tener en cuenta otro detalle dentro de esta situación. No es verdad que la búsqueda de la “perfección” se limita sólo a los adolescentes; todos y cada uno de los adultos se obsesionan por ser más jóvenes, bellos y “desarrugados”. (Se subraya esto ya que es una comparación y no se marcó como tal) Nadie se salva de los problemas alimenticios, de los trastornos corporales y psicológicos y del deseo de una visita a un cirujano plástico.

En este punto tenemos que replantearnos si lo que realmente queremos es ser admirados por nuestra figura antes que ser reconocidos por nuestros logros e ideas. Todos somos culpables de lo que nos está ocurriendo; el mercado por imponernos un específico estilo de vida, y nosotros por adaptarnos a él sin oponer resistencia. Así es que todos debemos unirnos en esta lucha contra los estereotipos y la superficialidad. Hay que comenzar por aceptar nuestro cuerpo. Saber que tener diferencias con el patrón estético que nos domina no es tener defectos, ya que, como dije anteriormente, este en realidad no debería existir. Intentar llevar una vida saludable y tener la capacidad de actuar y pensar por nosotros mismos.

Y como dice Ricardo Arjona en su canción: “Señora, no le quite años a su vida, póngale vida a los años, que es mejor…”.


(*) Cita sacada de la entrevista “¿Obsesionadas por la perfección estética?” de la página de Internet del Diario Clarín.